Recuerdo como si fuera ayer cuando Amaya me preguntó que quien hacia las nubes, no tendría aún ni cuatro años y tenía esa imaginación que solo pueden tener los niños de esa edad, en la que plantean su propia realidad y lo mejor de todo es que la entienden. Al principio no supe que responderla, sabía que si le contestaba algo que no la convenciera me lo seguiría preguntando así que me lancé y la contesté que las nubes se fabrican, no se hacían y que a lo largo del territorio español había varias de esas fábricas, que seguro que si íbamos de viaje, alguna veríamos. Parece que le convenció la respuesta y desde entonces todos los fines de semana debíamos coger el coche para ir a ver alguna fábrica de nubes.
Poco a poco nuestro vocabulario fue enriqueciéndose, los molinos de viento eran bosques de aire, las placas solares cajas de sol y así íbamos haciéndonos nuestro mundo de lugares preciosos y solos nuestros.
Uno de nuestros sitios favoritos era el palacio de los coches abandonados, había bastantes, pero sobre todo nos gustaba La Torre, miles y miles de coches abandonados, cada uno con su historia, y de todos nos inventábamos una. Este era de un matrimonio muy rico al que se le cruzó una oveja y para no atropellarla se chocaron con un árbol… este era de un chico joven que según se sacó el carnet cogió un coche y fue a buscar a su novia, y tenía tanta prisa que derrapo y se fue contra la cuneta, este otro de unos abuelos que se saltaron un stop y que iban con sus nietos, y así nos podíamos pasar todo un sábado paseando entre los coches abandonados y contándonos el uno al otro sus historias.
Cuando Amaya cumplió 6 años la quise regalar el mejor viaje… y cuando comenzaron sus vacaciones escolares nos fuimos a Bélgica… en avión… era la primera vez que ella montaría en avión y pasó una semana muy nerviosa, no dejaba de preguntar cosas, la noche anterior a nuestro viaje se acercó a mí con una caja de madera y me dijo, “Papá con esto podemos guardar las estrellas y así tener luz todo el año”… y cuando le dije que como íbamos a coger las estrellas, ella contestó pues por la ventana… Hasta que no entró dentro del avión y vio que las ventanas no se pueden abrir no lo entendió. A pesar de eso fue un buen vuelo, y ella no dejaba de sonreír y de preguntar.
Yo había estado investigando por internet sobre los palacios abandonados que existían en Bélgica, había muchos y muy bien cuidados. Me había hecho un plano con el mejor recorrido, en Bruselas alquilamos un coche para poder movernos con libertad. Mi primera idea era viajar desde Madrid a Bélgica en coche, pero pensé que Amaya se cansaría y se aburriría pronto.
La primera noche, encontramos alojamiento en un hotel de Bruselas, muy céntrico y muy barato, Amaya estaba encantada de que en todas partes vendieran helados y chocolate, le encantó ver esas figuras enormes de chocolate, las casas de latón donde se guardaban los bombones, ver que allí la gente comía gofres en la calle, y sobre todo descubrió las naricitas rosas, como llamó a un bombón muy típico que tiene forma de nariz y que está relleno de frambuesa. Sé que ahora los hacen rellenos de cualquier fruta y que tienen muchos colores, pero cuando estuvimos solo existían los cuberdon de frambuesa.
Dentro de nuestro viaje planeado tenía que ver tres castillos emblemáticos de Bélgica: El de Chateau Noisy, el de Beersel y si Amaya aguantaba bien nos acercaríamos a Gante a ver el palacio de Gravensteen. Estos eran nuestros planes iniciales, planes que no pudimos llevar a cabo.
El primero de ellos, el de Chateau Noisy, estaba totalmente en ruinas, se encontraba en la ciudad de Celles, y aunque el ayuntamiento se había ofrecido a restaurarlo sus dueños se habían negado. La verdad es que cuando volví a Madrid, busque información sobre ese castillo, me enteré que había sido construido en 1866, que era de la familia Liedekerke-Beaufort, que lo habían construido para huir de la Revolución francesa, y que lo mantuvieron hasta la segunda guerra mundial donde se transformó en un orfanato que estuvo hasta 1980 y desde entonces lo habían dejado morir… una pena.
El castillo de Beersel, ese ya era otra historia, estaba en bastante buen estado, con tres grandes torres y rodeado de un gran foso. Amaya era la primera vez que veía un gran foso, y cuando le conté que así no podían asediar los castillos y que para eso se hacía, lo primero que pensó fue, pero las princesas no podrían tener amigas… le explique que las princesas tenían sus propias amigas en el castillo, y que allí aprendían todo lo que necesitaban para luego reinar… no creo que le convenciera mucho, porque todo el viaje de vuelta hacia preguntas relacionadas con el foso, y con los cocodrilos del foso… no le hizo gracia que no hubiera cocodrilos.
El tercer castillo ya no fuimos a verlo, Amaya ya estaba aburrida, así que decidimos volver, Beersel estaba muy cerca de Bruselas, devolvimos el coche y cogimos el primer avión que salía para Madrid. Todavía cuando viajo solo buscando abandonos, o en compañía, pienso en ese viaje y en lo feliz que fui con Amaya, escuchando sus cosas… y la hecho tanto de menos, que ahora cuando no quiere quedar conmigo, cuando siempre hay algo más importante que yo, recuerdo ese viaje y su risa cuando le conté que las princesas tienen a sus amigas con ellas en el castillo.
Texto: @Zenalmor
Fotografía:Mario Alfonso
Localización: Palacio en algún lugar cerca de París, Francia, de camino a Bélgica, 2014.
realmente, necesito contactar con usted.
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escriba a este email>
Mundoabierto16@gmail.com
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Hola Elena, mi correo es: alfonsosu@gmail.com
Para lo que me quieras comentar.
Saludos
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me quedado asombrado, y lo maravilloso que son estas exploraciones, lastimosamente algunos…. depravados lo echan a perder todo.. lo destrozan… pintan… etc… etc… deberían de quedarse así, intactas, para mi esto es arte, espectaculares fotos! espero algún día ser un gran explorador y encontrar maravillosos lugares como estos, es como viajar en una maquina del tiempo, donde regresamos al pasado y vemos que todo se quedo detenido
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Efectivamente Jack Junior, estos Lugares deberían quedarse así congelados en el tiempo.Por eso es tan importante no develar la localización.
Este palacio estaba intacto, no tenia ninguna pintada, solo el paso del tiempo había dejado Huella.
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