
En tierras lusas hay una curiosidad, llena de exótica nostalgia y detalles casi míticos. Son unas ruinas grandiosas y sorprendentes en un lugar apartado en plena naturaleza de la sierra como es ese. Corresponden a lo que fueron termas de Àgua Radium, una construcción sólida de cuatro pisos, hecha en sillería de granito en un estilo modernista de entre siglos XIX-XX, que imita los castillos medievales.
Perteneció en su inicio, según dicen, «a un señor de Castilla que se llama D. Rodrigo», lo que hace pensar en un eco del medieval D. Rodrigo González de Girón, fundador de la Ciudad Rodrigo por encargo del rey Alfonso IX de León y Castilla, y fundador, también según la leyenda, del castillo y de la cercana villa antes castellana y luego lusa de Castelo Rodrigo.
Àgua Radium, después de la época en que perteneció al Don Rodrigo moderno, pasó a ser propiedad de una empresa francesa e inglesa, que la explotó como balneario, con el nombre de Hotel de Serra da Pena, para tener una época de moda en los comienzos del siglo XX, cuando sus aguas bicarbonatadas se ponen de moda pro su radioactividad y se llegaban a exportar a Europa.
La cercanía de una explotación minera de uranio y radio, propiedad también francesa en la que colaboraba Madame Curie, hizo correr la idea de que ésta pasaba allí temporadas, aunque no hay constancia escrita de la presencia en Portugal de la científica polaco-francesa premiada dos veces con el Nobel. El balneario dejó de funcionar cuando se conocieron los peligros de la radioactividad, y en los últimos años se habla de la reconstrucción del edificio para devolver la actividad de hotel de lujo con campos de golf; pero de momento son unas estremecedoras ruinas para el asombro, la saudade y la curiosidad.
Fuente de Ángel García Prieto












PRODUCTOS DE RADIO
Mientras casi todos reconocían la eficacia del radón en el agua, algunos pensaron que la ingestión o aplicación del radio (el padre del radón) sería aún más eficaz. Así, en los años 20 y principios de los 30 era posible comprar productos con contenido en radio: ungüentos, cremas de belleza, pasta de dientes (el radón lucharía contra la caries y mejoraría la digestión), tapones para oídos, chocolates, jabones, supositorios y hasta anticonceptivos.
El agua de Radium era considerada una de las más radiactivas del mundo como dicen sus eslóganes. Y servía para curar todo tipo de enfermedades. Se ofrecían baños de lodo, irrigaciones, compresas de aguas radiactivas y multitud de tratamientos con estas aguas.




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