Esperaba cada día con avidez a que saliera el sol, a veces por mucho que lo deseara no lo conseguía, llevaba un mes casi sin parar de llover, pero ese día lucía un sol impresionante, se alegró tanto… rememoró cuando había sido la ultima vez y recordó que había sido en mayo, a mediados de mayo y dijo para sí ¡Menuda primavera llevamos!
Nació el 6 de Junio de 1966, su padre pensó cuando le dijeron que había sido niño, que que buena fecha, me acordaré siempre del 6 del 6 del 66, 4 seises juntos, pero también lo olvidó, poco a poco fue olvidando todo, sin embargo siempre recordaba el Hospital de Caramulo, era de las pocas cosas que recordaba.
Una vez le dijo a su mujer, ¿porque no volvemos a Caramulo?, allí estuvimos de viaje de novios, y ella no supo que contestar, era la primera vez en 4 años que su marido le decía algo coherente, es cierto que habían estado allí, no solo en su viaje de novios sino cada año durante más de 20 años, hasta que el olvidó conducir.
Cuando él olvidó conducir, ella ya tenía el carnet. No quería sacárselo pero su familia le decía que era conveniente que con la enfermedad de él nunca se sabía y podía necesitarlo. Así que ella se puso a ello, primero con el teórico que fue fácil, luego con el práctico que también lo aprobó. Lo peor habían sido las clases con el profesor que no dejaba de hablar de cosas intrascendentes y que a veces se llevaba un acordeón que tocaba mientras ella conducía.
El día 8 de Junio de 1966, le dijeron a su padre que su hijo había muerto, de repente, de forma inesperada, aun estaban los 3 en el hospital de Caramulo, había nacido por cesárea y ella tenía que recuperarse de los puntos, a ella no quisieron decírselo y cada vez que el entraba a la habitación a verla y ella preguntaba por su hijo el lloraba, y ella ya dejó de preguntar por su hijo, porque no quería ver como el lloraba y ya nunca volvieron a hablar de su hijo que nació el 6 de junio y murió el 8 de junio de 1966.
Desde entonces cada año el 3 o 4 de Junio volvían al hospital de Caramulo, y el 6 de junio paseaban por los pasillos del hospital se cogían de la mano y escuchaban a los bebes recién nacidos, tampoco hablaban, nunca hablaron de su hijo y nunca tuvieron otro.
A el se le olvidó conducir el día 1 de enero de 1993, después de tomar las uvas con la hermana de el y su familia, habían ido hasta allí en su coche y el había conducido y al salir el se sentó en el asiento del conductor y la miró a ella y le dijo entre sollozos “no se conducir”, a partir de ese momento ella siempre conducía. No volvieron a Caramulo porque ella no quería conducir tanto y pensó que ya todo daba igual, hasta el día en que él, el 1 de Junio de 2010, después de llevar más de 4 años sin decir nada coherente, le dijo ¿Por qué no vamos a Caramulo?
Ella entendió que eso era distinto, que él que a veces no recordaba girar en el pasillo de su casa y caminaba y caminaba ante la pared, no podía haber tenido un momento de lucidez tan grande y supo que tenia que ir a Caramulo. Se preparó para el viaje y el 4 de Junio salieron en dirección Portugal, llegaron por la noche del 4 de junio y pasaron la noche en un hotel cercano al hospital, durante todo el viaje, el había hablado con normalidad, hasta incluso se ofreció a conducir, pero ella no quiso.
Un medico amigo le había comentado que los enfermos de alzheimer, a veces tenían recuperaciones milagrosas momentáneas, que podían durar incluso unos días pero que luego volvían a recaer.
El día 6 de junio subieron hasta el hospital, ella ya sabía que estaba abandonado y no sabía como reaccionaría el cuando lo viera. Afortunadamente estaba abandonado pero aunque ponía por todas partes que era una propiedad privada, se podía acceder al recinto. Al llegar el la miró, la sonrió y salió del coche por su puerta, subió la enorme escalinata y se dirigió hacia un pasillo, ella corría detrás de él, ya que el suelo no estaba en buen estado. Cuando el llegó al lugar donde había estado la habitación donde se encontraba su hijo en 1966 se detuvo y entonces la cogió de la mano y volvió a sonreír.
Durante los últimos 10 años cada día que hacia sol, ella conducía el coche hasta una carretera comarcal y allí cogía un camino de tierra hasta un alto donde se veía toda la ciudad, sacaba dos sillas de camping, las colocaba frente a la ciudad y ella y el veían como anochecía, cuando el sol se ocultaba guardaba las sillas y volvía a conducir hasta la ciudad. Durante el tiempo en que ella y el se mantenían sentados en sus sillas, ella hablaba y el escuchaba y parecía que él la entendía, que lo que escuchaba también era su vida, no solo la de ella sino también la de él.
Ese 6 de junio de 2010, mientras él le apretaba su mano cada vez más fuerte, mientras los dos se mantenían juntos en un hospital abandonado en la sierra de Caramulo, en ese momento él se murió. En ese momento, justo en ese momento se oyó a un bebé llorar. Ella sabía que algo iba a pasar, le ayudó a caer al suelo, y le depositó allí, entre escombros, y fue a buscar al bebé que seguía llorando. Recorrió el hospital entero, cuando creía que se acercaba a la fuente del sonido ésta variaba radicalmente, y el sonido provenía de la dirección contraría, después de una media hora, el llanto paró y en ese momento ella fue consciente de que él se había muerto y volvió con el.
Ella se recorrió de nuevo el hospital abandonado buscándole y no lo encontró. Él no estaba, encontró los escombros donde le había depositado, pero él no estaba. La esperanza volvió a ella, empezó a llamarlo, a gritar su nombre, pero no se oía nada.
Salió al exterior, buscó por los alrededores, fue al coche, pensando que él podría haber ido allí, y después de otra media hora buscando y gritando su nombre decidió llamar a emergencias, después de un rato consiguió hacerse entender y a los 40 minutos una ambulancia y un coche de policía se encontraban junto a ella. El comunicado que se dio por radio decía que un hombre español de 69 años con un alzheimer muy avanzado había desaparecido en las inmediaciones del hospital abandonado de Caramulo.
La cara de él salió en todos los programas informativos de Portugal y en los españoles también, ella estuvo allí casi un mes, hasta que decidieron dar por finalizada la búsqueda, y ella volvió a su casa, en España. Volvió sola. Era casi Agosto de 2010.
Estuvo casi un año buscándole por todas partes, por las calles que paseaban juntos, por donde habían paseado antes, por los lugares que él había frecuentado antes, antes incluso de conocerla, sitios que la hermana de él le decía, de su infancia, de su juventud. Pero ella nunca le vio. Una vez al mes llamaba a un policía de Caramulo pero no había novedades sobre el caso.
El 6 de junio de 2011, por fin decidió dejar de buscarlo, ese día hacía un sol espléndido, y por la tarde cogió el coche, cogió las dos sillas de camping y después de conducir por la carretera comarcal, y coger el camino de tierra puso las dos sillas frente a la ciudad, y decidió que vería como se ocultaba el sol por detrás de la ciudad.
Puso las dos sillas como había hecho tantas veces durante los últimos diez años, y se sentó en la suya, la de la izquierda, la de siempre. Cuando llevaba un minuto sentada volvió a oír el llanto del bebé, el mismo llanto que había oído hacía justo un año en Caramulo, y miró a su derecha y ahí estaba él, sentado en su silla mirándola y sonriendo, alargó su mano hasta la suya, y en ese momento dijo: Nuestro hijo esta muerto, y desde ese día, ella cada día que hace sol, pasa las tardes hablando de todo con su marido.
- Historia: Eva Saez, @Zenalmor
- Fotos: Mario Alfonso @Peaton_pulse
- Localización: Hospital de Caramulo, Portugal.