lugares perdidos

“Los Fuentes” fue una familia de origen gallego, gente sencilla y de buenas costumbres. Sin embargo lo que encontramos en su pensión nos advierte de que no se trataba de gente normal.

Los convulsos años 80 pudieron ser el punto de inflexión en la vida de Los Fuentes: la transición, el destape, la movida, etc. trajeron consigo el libertinaje más extremo que jamás conoció aquella familia y del que posteriormente tendrían a bien saber el pueblo donde habitaban, a través de corros, rumores y de alguna que otra historia truculenta.

De cara al pueblo siempre mostraban su saber estar y sus formas correctas, gente de buenas misas comentan algunos lugareños; pero la realidad era muy distinta: alcohol, coqueteos con drogas; sexo desenfrenado, películas porno caseras (cabe la hipótesis de que algunas fueran exportadas a Francia) y sobretodo mucho narcotráfico.

Fueron esos mismos años cuando Lucio, el padre de familia; decidió abrir el bar “Fuentes” justo al lado de la pensión que regentaban hacía ya varias décadas. Por aquel entonces ese “bar” funcionaba hasta el anochecer. Era entonces cuando la puerta trasera, por la que sólo “entraban mercancías” quedaba abierta a los golfos insomnes y a los más bizarros pernoctadotes del lugar.

En el pueblo cuentan historias de peleas, de muertes de jóvenes prostitutas, de orgías sexuales rarísimas e incluso de rituales satánicos. No es extraño creer en la veracidad de dichas historias tras comprobar que en los rincones y armarios (algunos con doble fondo) se encuentran botellas alcohólicas (nacional e importación), crucifijos rotos y en posición invertida, animales muertos, montañas de preservativos y un largo etcétera de perturbadoras visiones mezcladas con el olor a podredumbre de la pensión. Lo cierto es que, de entre los muchos lugares abandonados que aquí se exponen, el de “Los Fuentes” se ha ganado el calificativo del lugar más decrépito que he visitado…por ahora.

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